Una antigua ferretería de la ciudad busca hacer frente al devenir económico que la llegada de grandes cadenas de ferreterías ha provocado en el comercio de este rubro en la ciudad. Una ferretería que desde sus orígenes ha conservado su formato de venta y de estructuración de la venta ha intentado con infructuosas y cosméticas modificaciones mejorar las condiciones del recinto para mejorar las ventas. Infructuosas intervenciones que en esencia siempre mantuvieron el local en el mismo formato. El origen de este encargo pedía una más de estas operaciones, una medida paliativa para un diagnóstico claro, pero con un remedio incorrecto. De esta forma, el encargo se trasgrede para proponer una operación que, con los mismos metros cuadrados actuales, reconfigurara la experiencia de compra. La operación general del proyecto es básicamente reconfigurar la medida del espacio en función de sus departamentos áreas de ventas. Una franja elevada constituye un perímetro que en su desarrollo va conformando las distintas instancias de la tienda utilizando zonas que con anterioridad tenían otros usos e incluso reduciendo la profundidad de la tienda a la mitad. En este nuevo límite es que se dispone el volumen de oficinas y administración, el que desde su altura, transparencia y ubicación domina el acontecer de la sala y de las bodegas.